Buen viaje de ida con comida en Sevilla. Llegábamos con una hora de adelanto sobre el horario de inicio del partido. El pabellón estaba enclavado en la misma playa, en el casco antiguo de la ciudad y muy cerca de la catedral. Los niños daban un paseo con el mister por la playa, los padres realizábamos una visita express por las calles de Cádiz.
En los momentos previos al partido, ya en el pabellón, se palpaba la tensión. Pocas gradas y aficiones juntas. De salida Tete disponía un quinteto formado por Antonio en portería, Manu de cierre, las alas para Francis y Antoñín y Jairo de pivot. Posteriormente se incorporarían en un rosario de cambios: Javier Armenteros, Javier López, Alvaro y Magama.
Posiblemente, a mi juicio, la mejor primera parte efectuada por los nuestros en lo que llevamos de año. Toque y Toque y jugadas sorprendentes para niños de once años y como resultado y premio cero a tres al descanso (once a cero en la eliminatoria). El equipo contrario lo intentaba pero no había forma de romper el esquema de juego preparado por el mister. No salió a especular con el resultado sino a jugar al fútbol. Los niños extraordinarios y los goles Jairo, Magama y Manu.
En la segunda parte en contrario sale herido y con mucha fuerza y, en cuatro minutos , tras un lapsus de juego nos meten cuatro goles y se adelantan en el marcador. Caras de incredulidad y tiempo muerto de Tete, no sabemos lo que les dijo, pero tras el parón, en cinco minutos, dieron la vuelta al marcador al anotar tres goles, obra de Jairo (dos) y Francis. De los árbitros mejor no hablar. Caseros con los penas máximas señaladas en nuestra contra y detenidas por Antonio.
Al final del partido, inmensa alegría de los niños que lo celebraron con veinte minutos de playa, con Tete a veinte metros por sí alguien tenía idea de mojarlo. Ojo tremenda ovación de la afición local en un gran gesto de deportividad.
La caravana llegaba a las dos de la madrugada con la final en el brazo.
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