Es difícil, para quién no estuviera ayer en el partido, describir la sensación de lo vivido ayer en Torredonjimeno. Quizás podría ser agridulce. Pero lo cierto y verdad que ello ocurre por la sana costumbre de celebrar títulos. Tanto padres como niños nos hemos acostumbrado a ganar y no valoramos en su justa medida los éxitos conseguidos.
Es importante que todos aprendamos a valorar las cosas tal y como son, es decir, sin infravalorar ni sobredimensionar. Esta tendencia nos está llevando infravalorar los éxitos y a sobredimensionar las derrotas. Tenemos que aprender a valorar los éxitos como lo que son, fruto de las virtudes, cualidades, trabajo y tensón de niños de once años que recordarán esta etapa toda su vida. Igualmente tenemos que reflexionar sobre nuestras dudas buscando los posibles errores cometidos y teniéndolos en cuenta para otra ocasión.
Nuestras dudas principalmente surgen en "partidos" como el de ayer, donde el rival se atrinchera atrás y espera con parsimonia no perder, a ser posible, por muchos. Esperando una contra o una falta desde la frontal. Tenemos que buscar el antídoto, que además esta en casa: mayor fluidez en en juego, no esperar la pelota al píe, trazar diagonales, buscar desmarques de ruptura, mayor solidaridad.
Poco de eso hicimos en la primera parte. A pesar de lo cual, gozamos de cuatro claras oportunidades de gol, merced a varios disparos desde la frontal. Incluso mandábamos un balón al palo por mediación de Alvaro. El Tosiria jugando su partido y esperando su oportunidad.
En la segunda parte más de lo mismo, pero conseguíamos lo más difícil abrir la lata. Manu conseguía nuestro gol. A pesar del gol el partido seguía por idénticos derroteros. Pudimos hacer el segundo, pero no era nuestro día. Defendíamos mal no posicionalmente sino en concepto. Lo hacíamos con las manos, lo que propició tres o cuatro faltas, absolutamente innecesarias. En una de ellas a seis minutos del final nos empataron. Buena parada de Cornejo y el rechace, ante la parsimonia defensiva y la ilegal posición en fuera de juego del rival determinó el empate.
Es curioso que esa táctica ultradefensiva y otra más lamentable fuera utilizada por el Tosiria. Se nos cayó tras el partido de ayer un mito. Todos habíamos alabado las bondades futbolísticas del rival de ayer. Cuando ayer me preguntaban por el partido de este fin de semana, la respuesta era contundente vamos a ver un buen partido ante un equipo que juega al fútbol.
Esa respuesta, al menos ayer fue falsa. Ayer su jugó al antifútbol.Ojo no por la táctica ultradefensiva. Eso es lícito. Sino por incitar a niños de once años a premeditadamente perder tiempo. Lo ocurrido ayer cada vez que el balón salía del campo, sencillamente no tiene calificativo. Lo ocurrido ayer en cada saque de banda tampoco lo tiene y lo ocurrido ayer con cada saque de portería tampoco.
Para muestra un botón las cinco tarjetas amarillas - que en flagrante desconocimiento del reglamento exhibió el árbitro; en estas edades no existe amonestación, sino exclusión por tiempo -, por pérdida deliberada de tiempo. Lo que además benefició al infractor al descontar un sólo minuto en la segunda parte y tres en la primera.
Lógicamente la culpa no la tienen niños de once años que sobradamente tienen categoría para jugar un partido de tu a tu a los nuestros. La culpa la tiene el formador que minusvalorando su capacidad les instruye o alienta a llevar a cabo algo que seguramente ellos no querrían hacer. ¿Merece la pena?, sinceramente creo que no. Ibamos a ver un buen espectáculo y vimos de todo menos fútbol. Seguramente para su curiculum es un buen dato, pero la realidad demuestra que al final no lo es. Como decía el filósofo:El pasado esta en los pasos dados, el presente en la acción y el futuro a la vuelta de la esquina.
Pero en fin, olvidémonos del tiempo y volvamos al presente que es lo único que sabemos con certeza. Lo único real es que somos campeones. Pese a quién le pese. En cinco años de fútbol siete hemos conseguido cuatro campeonatos - uno en segunda provincial y tres en primera - y un subcampeonato, con jugadores de primer año, el pasado ejercicio también en primera. La generación del 99 es gran reserva tanto futbolística como humanamente.
Tete, Victor, Carlos, Manu, Alberto, Moisés, Alvaro, Jairo, Antoñín, Francis, Javier, Antonio Manuel, Antonio y Javier,enhorabuena, SOIS LOS CAMPEONES, porqué como decía Ayrton Senna los segundos son los primeros de los perdedores. Nadie se acuerda de ellos, la historia, por pequeña que esta sea, la escriben los vencedores.
PD: Aviso para navegantes, somos pobres pero honrrados, pagamos el recibo al árbitro. Ese que gritaba y vociferaba en contra del Real Jaén, de los niños y de todo lo que se meneaba. Ese que sabe quién es y que nos lee, el día del Villarreal B o Barcelona B pedía una entrada para ir a ver al club de sus amores.
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