viernes, 18 de marzo de 2011

CAMPEONATO DE ANDALUCIA: TORREMOLINOS F.S 1 - REAL JAEN C.F. 5: BUEN RESULTADO EN NUESTRO DEBUT.

Con retraso pasamos a recordar el bonito fin de semana que vivíamos en Torremolinos con ocasión del partido de ida de los dieciseisavos de final del campeonato de Andalucía.
La caravana del equipo salía fraccionada. Los privilegiados disfrutaban de la playa desde primeras horas de la mañana. Los menos afortunados lo hacían por la mañana y los pobres nos incorporábamos a la cena. Dos tandas para cenar, primero los jugadores, como siempre al Macdonalds. Tras la cena al hotel, algún que otro valiente, como Manuel, se fotografiaban con las serpientes, otros se dedicaban a tirar bombas de agua, ¿quién sería López?. Tras la diversión el mister puso el orden y a la cama. Es un decir.

Los padres a cenar. Los anfitriones Manuel y Mariloli. Buena cena, buen ambiente, buen rato. Nono y la duquesa se incorporaban más tarde sic. Francis y Nono se la liaban al de los c.d de Villacarrilo. A la cama. No, faltaba una copa o dos. Vamos a éste decía el mister. Había dardos. Ocho jugadores y un destino, unos evitar pagar, otros conseguir una copa de guacha. Al final Tete ganaba y el duque pagaba. A las dos era hora de descansar.

La caravana, ya no fraccionada, sino completa llegaba al Palacio San Miguel. Magnífico pabellón para albergar el partido. El rival alto y fuerte. La afición educada y respetuosa y con un bombo con el que iba a ser difícil competir.

El equipo sumamente concentrado. Algo nerviosos. La salida imponente. Los dos equipos alineados, saludos, parecía la Champions. De salida Tete disponía un equipo formado por Carlos en portería, Alberto de cierre, Francis y Antoñín en las alas y Jairo en punta. Los cambios fueron innumerables para mantener el ritmo y la tensión que el partido tuvo.

Tras unos primeros minutos de tanteo, dejando al lado el consabido nerviosismo, empezábamos a dominar el juego y acumulábamos las dos primeras ocasiones con idéntico protagonista: Antoñín. Tras los dos avisos llegó la calma. El Torremolinos había visto que el rival era serio y se pertrechaba atrás buscando las contras. El árbitro, uno de ellos, empezaba a ser excesivamente casero. En esos compases de calma. Manu, Alvaro y Moisés ya habían saltado al campo. Antoñín se iba a resarcir y desde el semicírculo lanzaba un disparo abajo ante el que el portero, bien en lances anteriores, pudo hacer algo más. Lo importante era que habíamos roto la lata . El uno a cero pesó como una losa sobre un equipo que permanecía invicto en su domicilio en las dos últimas temporadas. Debimos anotar algún gol más. Se pudo hacer de haberse cobrado el trencilla (casero donde los haya) una clamoroso penalti por manos dentro del área. En ese instante todos nuestros integrantes habían jugado al salir al campo los dos Javier. Armenteros y López, que dieron otra versión al equipo. Menos agresiva pero de más toque. Concretamente Javier Armenteros jugaba su mejor partido de la temporada.
Nuestra portería no pasaba apuros y aquellos que merodeaban por nuestra área eran abortados con seguridad por Carlos. Nuevas rotaciones y Jairo realizaba en una baldosa sendos regates y lanzaba magistralmente al fondo de las redes. Golazo del Infante que se iba a la esquina y “poniéndose de pie saludando militarmente” celebraban el segundo de los nuestros. Lastima de las ulteriores ocasiones malogradas porqué pudieron dejar sentenciado el partido. Esa era la comidilla al descanso.
En la reanudación, Antonio Cornejo “el enamorado”en portería, Alberto de cierre, Francis y Antoñín en las alas y Javier Armenteros en punta. El resultado nos valía, controlábamos el partido e incluso nos acercábamos con peligro. Muchas jugadas de toque pero faltaba o el pase atrás o la definición certera. El tiempo cadenciosamente pasaba. La pega no habernos distanciado, aún más en el marcador, porqué cualquier jugada tonta podría pasarnos factura, máxime teniendo en cuenta los pequeños detalles que ya se tornaban en nuestra contra. Precisamente una falta iba a suponer el gol del equipo local. Un despeje, una mala posición y principalmente un rechace que queda a merced del rival que la pone dentro.
El uno a dos era totalmente injusto y engañoso en atención a los méritos contraídos. Sin embargo en el fútbol en ocasiones hay justicia. Hubiera sido pernicioso para nuestros intereses que el equipo local y su bulliciosa hinchada pensaran en la remontada, pero por fortuna para nuestras huestes, una pérdida en el centro del campo del Torremolinos, motivó una contra llevada y culminada al palo corto por Moisés. A partir de ese instante, el equipo fue a más, jugó sus mejores minutos y borró del campo al Torremolinos. Equipo y afición en comunión. Francis anotaba el cuarto de los nuestros lanzando un ajustado disparo al palo. Javier López marraba una pintiparada, pero asistía a Javier Armenteros para que anotara el quinto. Hasta el final se acumularon infinidad de ocasiones, no materializadas por falta de definición , por fallo en el último pase o en la elección tiro / pase queriendo rizar el rizo. Antes del final, Javier malograba una pintiparada ocasión y en la contra Antonio evitaba el segundo del equipo local. Al final del partido, como durante el mismo, deportividad entre ambos equipos y en espera de la vuelta donde no nos podemos dormir y pensar que todo esta hecho. Felicitar a Tete y Victor por su magnífica dirección, rotando y manteniendo una gran intensidad en el partido.

Para el final del relato he querido dejar el animar infatigable de las madres. Colosal. Algún envidioso/a piensa que es ridículo cantar con la finalidad de alentar e insuflar optimismo a los niños. Sus hijos, que son lo importante, no piensan así y demandan ese ánimo. A todas ellas, que además iban a una como Fuenteovejuna, simplemente Gracias con mayúsculas. Ese beso de madre y de algún padre a sus hijos era el culmen al trabajo bien hecho.
Bueno el final, final, se lo debemos dedicar a mi duque. Ha ampliado la familia con el Cornejillo “el enamorado”. Amor y andaluza en una misma semana para Antonio. El duque nos preparó, en “Los Capachos” en la Carihuela, un auténtico homenaje. Gran comida. Por su calidad, cantidad, precio y principalmente por el buen rato que pasamos. Ese duque con los polvillos de los pies. De los niños nada se supo, compraron un balón y una postal y tras la compra a la playa a jugar al fútbol.

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