Emocionante y vibrante partido el que disputábamos el pasado viernes frente al Atco. Jaén en el municipal Sebastián Barajas. Los blanquimorados nos vencían en el encuentro de ida y los nuestros tenían ganas de revancha deportiva.
De salida Tete disponía un equipo formado por Carlos en portería, con Antoñin en el centro de la defensa, Alberto y Francis ocupaban los laterales, para dejar a Manu el timón, con Antonio Manuel y Alvaro en ataque. El resto de la plantilla se fueron incorporando paulatinamente: Jairo, Moisés, Javier Armenteros, Javier López y Antonio.
El partido fue un calco del disputado en la primera vuelta. El Atco. Jaén ordenado, presionando la salida y buscando nuestro fallo para salir a la contra. Los nuestros demasiados tensionados, sabedores de la importancia del partido, con poca movilidad para superar la tela de araña tejida por el rival.
A pesar de ello llevábamos la iniciativa del partido. Nuestros fueron los dos primeros disparos por mediación de Manu y Alvaro. Una pérdida de los nuestros supuso la primera aproximación del Atco finalizada mediante un disparo lejano. Las pérdidas o las contras eran las armas del rival. Había que evitarlas.
Tras las primeras escaramuzas el partido se equilibraba, la poca movilidad de los nuestros nos condenaban en un doble sentido, como posteriormente se vería. Antes de ello disponíamos de cuatro saques de esquina botados sin consecuencias por mor del perfecto estudio del rival a nuestras jugadas de estrategia. Decíamos que la falta de movilidad tenía dos consecuencias negativas para los nuestros: de un lado no generábamos oportunidades y del otro se propiciaban pérdidas que generaron dos grandes oportunidades del rival abortada por otras tantas intervenciones de Carlos.
Estas dos oportunidades despertaron algo a los nuestros y una gran jugada individual de Antonio Manuel fue finalizada por el linarense con un disparo cruzado a la base del poste derecho para hacer el uno a cero. Seguidamente en un saque de esquina pudimos hacer el segundo. Igualmente se pudo cobrar el tanto si el trencilla señalara un claro penalty cometido sobre Jairo. Finalmente se pudo lograr y no se hizo mediante una jugada colectiva finalizada con tiro de Antoñín. Los saques de esquina ensayados, tan fructíferos en otras ocasiones, fueron una mala pesadilla en esta ocasión y al filo del descanso pudo suponer el empate al suponer su mala ejecución una contra peligrosísima para nuestras huestes.
Con uno a cero se llegó a la conclusión del primer tiempo. La sensación es que los nuestros no estaban cómodos en el campo, demasiada tensión y respeto al rival motivado por el infausto recuerdo del encuentro de ida. Pero la solución se atisbó en el banquillo. En brillante y valiente decisión Tete cambió la táctica del 3.1.2 pasó al 2-3-1. El equipo deparó un juego mucho más fluido, sobre todo a raíz del segundo gol.
Pero vayamos por partes en la reanudación eran de la partida Alberto y Moisés en la retaguardia, Antoñín en el centro, con Francis y Antonio Manuel abiertos en bandas y Alvaro en punta de ataque.
Salíamos enchufados. Ellos no variaban un ápice su planteamiento, pertrechados atrás en espera de nuestro fallo. Al igual que en la primera mitad, los dos primeros disparos se anotaban en nuestro haber. Antoñín y Antonio Manuel lanzaban desviado y flojo respectivamente. Alvaro pudo darnos la tranquilidad necesaria pero se topo, en el mano a mano, con la intervención del buen cancerbero visitante. Alvaro fue protagonista de la siguiente jugada de peligro al ser objeto de otro claro penalty no señalado por el árbitro de turno.
Tras ese arreón inicial, perdimos algo la fluidez y movilidad y nuevamente saltaron ciertas dudas y se sufrieron dos ocasiones en contra que pudieron, por fortuna no lo fue, suponer el empate. Claro que sino lo fueron gran parte se lo debemos a Carlos que sacó su clase a pasear.
A diferencia del partido de ida, el Atco perdonó en las tres o cuatro ocasiones de las que dispuso. E igualmente a diferencia de éste los nuestros se colocaron con los goles de renta. El segundo fue obra de Jairo. El infante recogió el rechace del portero al disparo de Antonio Manuel para abrir brecha en el marcador. La celebración del gol era fiel reflejo de lo sufrido del partido. Son pequeños en edad pero grandes de corazón y emociones y sabedores que tenían media liga en el zurrón.
Esa renta es la que demandábamos con el fin de poder comprobar si el equipo rival adelantaba algo sus líneas. Así fue dejaron algún hueco más y si a ello le unimos nuestro mejor juego el resultado es un dominio absoluto en el campo y en el marcador. El tres a cero fue un monumento de juego colectivo y calidad en la definición. Alberto inició la misma con un corte providencial, abría a Moisés, éste lanzaba una pared con Antoñín y el baezano con Jairo para quedar en la frontal, algo escorado, lanzando un fortísimo disparo por alto que se coló en la portería rival.
El vendaval estaba en su punto álgido, por el contrario el Atco estaba tocado en su moral y los dos Javier contribuyeron con sendos goles, definiendo con tranquilidad ante el portero, a nuestra victoria al conseguir el cuarto y quinto respectivamente. El sexto no se materializó de milagro, al marrarse un bonito tuya – mía entre López y Antonio Manuel. Es difícil ver a Bolivar no materializar esa ocasión, pero al tener una llamada pendiente a un transportista, cogió el fusil y, tras anotar el sexto, cogió el teléfono para realizar la deseada llamada.
Al final nueva lección del mister, tanto en la ida como en la vuelta, cogió idéntico camino para felicitar al rival. Idéntica distancia existe de un lado a otro, pero la dirección siempre parece ser la misma. Cuestión de seny. Los pequeños. Los doce protagonistas, junto con Tete y el resto del cuerpo técnico, eran sabedores del importante y casi definitivo paso que habían dado. Restan dos partidos, una victoria nos da matemáticamente el título. Pero también no lo da una derrota del Tosiria en los tres partidos aplazados que tienen. No hagamos números, la solución la semana que viene o el cinco de marzo en Torredonjimeno.