Bonita experiencia la vivida durante dos días en Córdoba con ocasión de la disputa del Torneo Córdoba 2016.
Nuestro primer y a la postre principal hándicap el grupo que nos tocaba en suerte. El llamado grupo de la muerte, no en vano, estaba conformado por los lideres de la competición doméstica en Córdoba (El Séneca C.F); en Sevilla (El Sevilla C.F) y el lider invicto de la segunda provincial de Córdoba y primera provincial de Fútbol Sala (El Benamehi).
El primer partido nos enfrentaba al Séneca. Simplemente, al igual que el pasado año contra el Granada, no lo jugamos. Los nuestros físícamente estaban en Córdoba pero mentalmente estaban todavía en Jaén. Podemos buscar excusas, pero es de cobardes y mal perdedores. Nos pasaron por encima. Nulos en defensa, sin presión en el centro y romos en ataque. El resultado cuatro a cero a favor del Séneca lo dice todo.
El segundo partido nos enfrentaba al Benamehi. Insisto un buen equipo. Los nuestros habían llegado tanto física como mentalmente a Córdoba. Tete, en sabia decisión, decidió parapetar al equipo atrás. La apuesta surtió sus efectos y Antoñín nos adelantaba de pena máxima. Jairo consolidaba la ventaja en gol fantasma (En honor a la verdad la pelota no entró, la presión de la afición causó efecto). Tras el dos a cero el Benamehí, con juego fluido y toque, dejó más espacios, lo que motivó que a la contra, la rapidez de Antonio Manuel - con dos goles - y Alvaro y Jairo con un gol cada uno pusieran el seis a cero final.
El grupo se iba definiendo, el Séneca vencía al Sevilla por uno a cero. El Sevilla sufría para derrotar, en el último minuto, por tres a dos al Benamehí. El Séneca consolidaba su liderato al vencer al Benamehí por tres a uno. Solo restaba el duelo que iba a decidir quién acompañaba al Séneca a cuartos.
Nuevamente nos la jugábamos contra el Sevilla F.C. El partido no apto para cardiacos. Tete mantuvo la línea de tres. Alvaro, Antoñín y Moisés conformaban la misma con Francis y Javier Armenteros en el centro y Antonio Manuel en ataque, al margen de Carlos en portería. La rotación hizo que Jairo y Manuel sustituyeran en el diez a Francis y Armenteros. En el quince Bolivar era sustituido por Javier López. En el veintidós Bolivar sustituiría a Javier. En el veintitrés Pepelu sustituía a Merchan. En el veintincinco Francis ocupaba el lugar Jairo y Cornejo el de Carlos. En definitiva todos jugaron a diferencia del Sevilla donde tres niños no saltaban al campo.
El partido fue intenso, disputado y con gotas de calidad y sumo esfuerzo, sin recompensa final. En este blog no somos dados a loas individuales. Sin embargo el partido contra el Sevilla destapó a Antonio Manuel. Impresionante su partido contra los fornidos centrales sevillanos que no sabían o no podían parar al linarense. Fue Bolívar el que inauguraba el marcador en gran jugada individual y perfecta definición. Tras el gol defendiamos con orden y calidad. Moisés y Antoñín imponían su jerarquía. A la contra llegábamos con peligro. Ellos también lo hacían y Carlos se lucía en sendas ocasiones. Sin embargo no pudo hacer nada en el empate del Sevilla.
El equipo no se descompuso. Seguía con orden en defensa, pero perdíamos mordiente en ataque. La inspiración divina de Antonio Manuel hizo que acumularamos ventaja. De la nada en banda derecha sacó una jugada excelsa para ponernos en ventaja. Alvaro pudo sentenciar el partido y nuestro pase a la siguiente fase pero el portero sevillano a ras de suelo sacaba una mano prodigiosa. El fútbol es injusto. Restaban tres minutos y el trencilla se inventaba una falta en la frontal. El distate fue mayor. Levantaba la mano lo que significaba libre indirecto. El jugador del Sevilla ponía el balón en la misma escuadra y el árbitro concedía el gol. Ver para creer.
A pesar de la injusticia el empate nos valía. Pero no supimos jugar los dos minutos finales. Ellos se rearmaron de moral y nostros capitidisminuíamos en ella. Una gran jugada de su número tres supuso el mazazo final. Tres a dos y para casa. Eso sí con la cabeza alta. Tras el fracaso inicial habíamos crecido y competido de tu a tu al Sevilla.
Repuestos del sinsabor regresábamos al hotel. Bueno algunos no lo hicieron e involuntariamente decidieron realziar un improvisado tour por Córdoba. Tete, Victor, Alberto, Moisés, Bolívar y Francis estuvieron más noventa minutos perdidos por la ciudad califal para cachondeo del personal. Ese buen ambiente siguió en la cena de los niños y la posterior de los padres, con un duque en plan estelar.
Nos quedamos con el buen rato y con la sensación de haber podido hacer algo más de habernos clasificado para cuartos. No pudo ser, en Santa Fe por el mes de abril tendremos una nueva oportunidad.